MENSAJES 16


            Mis queridos hijos, les invito a que sean apóstoles de Jesús, a que escuchen a Jesús en la Sagrada Escritura, a que hablen con Jesús a través de la oración constante, a que se unan con Jesús cuando lo reciben en la Eucaristía.
           
Queridos hijos, Mis palabras sólo les confirman, les enseñan, les recuerdan, les explican, lo que ya Jesús les ha dicho en el Evangelio. Por eso, Mis queridos hijos, amen mucho a la Palabra de Dios, tengan la Sagrada Escritura en un lugar honorable en vuestros hogares, no guardada, si no puesta sobre el altar; porque la Biblia es Cristo que se ha hecho Palabra.
           
Hijos Míos, el apóstol oye para luego realizar lo que se le ha confiado. El apóstol obedece a lo que se le pide. El apóstol confía totalmente en su Maestro. Y vuestro Maestro es el Camino, la Verdad y la Vida de Quien soy Madre. Por eso, queridos hijos, no se cansen de perseverar y de seguir en el Camino.
           
El objetivo de ser Iglesia son las almas. No olviden que lo más importante es la salvación de las almas. Los sacramentos y todas las Gracias que hay dentro de la Iglesia de Mi Hijo es para la salvación de sus almas. Y Mis palabras guían sus almas hacia esa salvación que es Jesucristo mismo.
           
Hijos Míos perseveren cargando sus cruces sin cansancio. Hijos no desistan en la lucha contra el Mal. No desistan en caminar por la Vía de la Cruz. Porque Yo vuestra Madre estoy intercediendo por cada uno de ustedes. Y en Mi Inmaculado Corazón a todos los refugio, los guardo, y les enseño como una pequeña escuela de amor. Hijos estoy con ustedes y donde estoy Yo está Mi Hijo y el Espíritu de Dios.
           
Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



¨Te muestro un camino de reparación.¨

Soy el Ángel de la Paz. Vengo a tu alma por intercesión del Inmaculado Corazón de María, la Reina de Fátima.

Mi querido hermanito, os muestro un camino sencillo, silencioso, humilde; pero, grande, infinito, insondable es el camino de la reparación.

Hermano, estás llamado para caminar con Jesús consolándole hasta el Calvario. Has sido escogido por el Espíritu Santo para que seas el reparador y portavoz de su Amadísima Esposa, Aquella a Quién  la Santísima Trinidad con Su Luz a vestido del Sol. María te ha llamado a ser Su embajador.

Hermano, este camino de reparación es de sacrificio y de oración al mismo tiempo. Es un camino hacia la santidad. Empieza a recorrer este camino cargando tu cruz diariamente, renunciando siempre al ego humano, ofreciendo tus sufrimientos voluntarios o involuntarios a Jesús, y sufriendo y padeciendo en silencio, con paciencia. Así con esta vida oculta y santa sufre por Jesús. Con tus sufrimientos alivia los sufrimientos de su Sagrado Corazón; con tus lágrimas seca y consuela las lágrimas de la Dulce Mama. Hermanito, los Dos Corazones están contigo. Adora y repara, alaba, consuela a Jesús en el Tabernáculo. Enséñale a tu corazón a repetir siempre las santas oraciones que os enseñé en Fátima.

Se feliz porque Jesús es feliz por Su pequeño mártir. Te doy la bendición y junto a Mí tu Ángel Custodio. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado concebida. 






Póstrense cada día en adoración a Jesús. Reconozcan en ese Niño al Dios hecho hombre. Pidan a la Madre y Reina María que les enseñe a adorar a Jesús.

Hijos, la adoración es importante para los Apóstoles de los Sagrados Corazones Unidos de Jesús y de María. El incienso de la oración y de la alabanza hace grandes maravillas en los hijos de Dios. Por eso, alaben sin cesar el Nombre del Señor. Pidan al Espíritu Santo el oro de la caridad, el oro del perdón, el oro de la fe, para que puedan vivir como los hijos que Dios quiere.

Vivan la mirra del sacrificio, de la penitencia. Todo lo que están sufriendo en el momento presente, cualquier sufrimiento por muy pequeño que sea, ofrézcanlo al Padre, como una oración, y no desconfíen de su infinito amor. Porque Él siempre les espera, siempre les escucha, siempre interviene a la hora providente. Confíen en su amor.

Pidan, queridos hijos, estas tres gracias: La oración, la caridad y la confianza en el sacrificio y el dolor. Hijos Míos, la Madre de Dios está con ustedes. Mi Casto y Amante Corazón intercede por las almas fieles. Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
  


Queridos hijos, están viviendo en el tiempo de la Batalla Espiritual, y lo que está en riesgo son las almas, las almas de los pobres pecadores, por las cuales Mi Inmaculado Corazón sufre mucho. Muy pocos escuchan Mis palabras, muy pocos las creen. Hijitos, oren, reparen, pidan perdón en nombre de esas almas, entréguense por ellas.

Hijitos, en esta Lucha Espiritual deben entregar como una ofrenda de amor todos sus sufrimientos, todos sus problemas, todas sus tribulaciones, son necesarias e importantes para salvar almas. No se aquejen, queridos hijos, sufran en silencio. El sufrimiento del silencio tiene mucho valor. Hijitos Míos, ofrézcanse. Esta Batalla es dura, se hará más intensa porque la Bestia avanza. Los siervos de Mi Adversario son ágiles, son astutos. Ustedes, queridos hijos, conviértanse en palomas mensajeras, anuncien que Mi Hijo Regresa.

Hijos Míos, despierten del letargo espiritual, abran sus ojos a la realidad. Viven en plena Batalla; viven en plena Tercera Guerra Mundial. Hijos Míos, son Mis soldados, son el Ejército de Mi Inmaculado Corazón. Escuchen la voz de vuestra Madre que les indica el camino a seguir a Jesús. Él está en el Sagrario esperándolos, adórenlo siempre. Aférrense a mi Santo Rosario, no lo quiten de vuestra mano, de vuestros labios, de vuestro corazón.

Hijos Míos, Yo les protejo y les guío. Hagan lo que Mi Hijo Jesús les diga, lo que Mi Hijo Jesús les ha enseñado en el Santo Evangelio. Y ofrézcanse hijos, ofrézcanse sin miedo, ofrézcanse como hostias vivas.

Yo les amo y les bendigo. Las rosas que pongan bajo Mis pies tienen el don de la sanación, de la protección, de la liberación. En cada rosa que bendigo está Mi Amor Maternal así como en el Santo Rosario, cadena de salvación. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Los hombres se ahogan en este mundo de pecado y no se preocupan por la salvación de sus almas. Más Yo, hijitos Míos, intercedo por todos ustedes. Es una bendición del Cielo que Yo esté aquí con Mis hijos. Siempre agradezcan al Señor por cada mensaje y por Mi presencia en el mundo.

Hijitos Míos, Yo reúno a los escogidos; muchos son llamados, pero sólo los escogidos subirán al Arca de María. Hijitos, nunca tengan miedo de responder a Mi llamado. Yo reúno al pequeño Resto Fiel de Mi Hijo. Un pequeño grupo de almas en todo el mundo, Mi ejército mariano, para que se ofrezcan en reparación, en oración, por las almas de los pobres pecadores.


Hijos Míos, no se cansen de orar, de entregarse. El Triunfo de Mi Inmaculado Corazón, el Reinado del Espíritu Santo, está pronto, hijos Míos. Gracias por responder a Mi llamado de Madre. Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.



 Que vuestros corazones sean casita de oración. 

Queridos hijos, vuestros corazones son los sagrarios vivos de Jesús. Por eso, hijos Míos, cuiden la presencia de Dios dentro de ustedes. Cuiden la presencia del Espíritu Santo en ustedes. 

Hijos Míos, oren por las intenciones de Nuestros Sagrados Corazones Unidos. Que los Planes de Dios para el mundo se realicen en Divina Voluntad. Hijitos Míos, oren mucho, oren siempre. Nunca el Señor los deja solos: Me envía a cuidar, a proteger, y a guiar a Sus pequeñas almas fieles. 

Hijos Míos, vivan conscientes de que el Espíritu Santo habita en cada uno de ustedes. Desde el momento de su bautismo son templos del Padre, son templos del Hijo, son templos del Espíritu Santo. Vivan en adoración constante y no olviden que también Jesús está en el Sagrario esperándolos siempre. Recen siempre el Santo Rosario. Conságrense a Mi Corazón Inmaculado. 

Vivan como niños dependiendo de vuestra Madre, que les ama y les bendice. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 


Que la Gracia del Espíritu Santo pueda descender sobre ustedes, abriendo sus corazones con humildad y sencillez a la Honra y a la Gloria del Señor.

Mis queridos hijos, que los sentimientos de vuestro corazón se eleven más alto, más perfectos, a Dios. 

Queridos hijos, aspiren al Cielo, deseen la Santidad, anhelen llegar a la Santidad. Sean santos, sean celosos, cuiden sus almas, vivan las virtudes, oren mucho.

Hijos, conviertan vuestro corazón en un precioso jardín para Dios. Oren, pidan mucho, para que ustedes sean esos Santuarios Vivos del Señor.

Hijos Míos, adórnense con las Virtudes del Espíritu Santo, con Sus Dones, con Sus Gracias, con Sus Carismas.

Hijos, anhelen ser santos porque están llamados a la Perfección del Amor. Están llamados a la Santidad de Dios. No distraigan sus corazones de éste pensamiento y deseo santo. Ser agradables para Dios, eso es lo que importa, queridos hijos.

Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. 

(A continuación: El Hombre Providencial con el Espíritu de Elías es movido por el Espíritu Santo a orar y alabar con el Don de Lenguas):

El Santo de los Santos está con ustedes. La alabanza resuene en su Casa Santa. El Señor está pronto a oír sus suplicas. Amen la adoración y la alabanza. El Espíritu que se movía en las aguas se mueve en sus corazones cuando alaban. En alabanza y adoración nos postramos ante Ti Señor. Bendito y alabado sea tu Nombre Señor. Bendito y glorificado seas Señor. Porque eres Santo. Porque eres Bueno. Porque eres Justo Señor. Santo, Santo, Santo eres Señor. Bendito y alabado seas Señor. Luz tres veces Santa. Luz tres veces Justa. Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Bendito y alabado seas por todas las Gracias que nos regalas, porque aún tienes Misericordia para con nosotros. Aún cuando nadie quiere escucharte, Tú sigues enviando profetas para recordar Tu Palabra. Bendito y alabado seas Señor, porque aún cuando somos desobedientes, Tú sigues insistiendo por nuestra salvación. Bendito y alabado seas.

Te alabamos y te agradecemos por Tu infinita Misericordia que tienes para con nosotros Señor, porque nos envuelve tiempo y oscuridad de apostasía, de tiniebla. Pero Tú siempre estás Señor guiándonos por el Camino Recto. La Iglesia de Cristo, Aquella donde estará Él Presente en la Santísima Eucaristía, hacia Ahí nos llamas Señor, para adorarte y glorificar Tu Nombre. Porque estás con el Padre, porque estás con el Hijo, porque estás con el Espíritu Santo, y María está al pie de ése Sagrario, adorándote y alabándote, día y noche, por aquellos que no lo hacemos, por aquellos que no vamos, por aquellos que no te visitamos.

Queridos hijos, Mi Corazón Inmaculado intercede por cada uno de ustedes. Así, queridos hijos, con Mi oración y guiados de Mi Mano llegarán al puerto seguro, cruzaran esta turbulencia de pecado y de idolatría. Y con Mi Protección llegaran al Corazón de Mi Hijo. Por eso, les invito a la oración constante con la Santa Escritura y con la Adoración Eucarística.

Hijitos Míos, Yo les protejo, están siempre Conmigo. Y en este tiempo de tanta división, oren por la Iglesia, oren por el Papa Francisco.

Hijos Míos, cuando todo suceda, solamente confíen en Mi Inmaculado Corazón.

Hijos Míos, Yo protejo a Mi Resto Fiel. Yo les guiaré y estarán Conmigo en el Reino del Amor y de la Paz del Sagrado Corazón de Mi Hijo.

Hijos Míos, vivan Mis mensajes. Oren al Espíritu Santo para que les enseñe como ser mis verdaderos hijos en la Divina Voluntad. Yo les amo y les bendigo.

Bendigo lo que han puesto en Mis Pies. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Queridos hijos, las horas se acortan, el día se acaba, la oscuridad avanza, la guerra contra los hijos de Dios ha comenzado. Es una guerra secreta, callada, escondida, que hará tambalear la fe de muchos, sacudirá los cimientos de la Casa del Señor, pero prevalecerá, pero muchos corazones serán confundidos.

Hijos Míos, así, como protegí a Mi Amada Esposa María y al Niño Jesús, cuando huíamos a Egipto, a través del desierto, así, Yo protegeré a los Hijos de la Madre, a los Apóstoles de Jesucristo, y los guiaré al Templo del Señor. San Miguel Arcángel y los ángeles combatirán por ustedes.

Hijos Míos, Resto Fiel, confíen mucho; no pongan en duda mis palabras, sino que hagan solamente, en obediencia, lo que se les pide. La Divina Providencia está con ustedes, confíen y abandónense mucho. Pero guarden en vuestras casas todo lo necesario para ustedes y sus familias; aspergen agua bendita muy seguido; pero no pierdan la paz. Oren mucho; oren siempre. Mi protección de Padre está con ustedes.

Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Como Niño Jesús, necesito decirles algo, necesito que hoy aprendan algo: La leche que Yo tomé de Mi Madre se las comparto a ustedes cada lunes que se reúnen con Mi Madre. Se reúnen a tomar de la leche materna de Mi Madre porque quiero dejarlos bien nutridos y formados para que soporten la prueba que viene a Mis Hijos. Aún necesito formarlos. Cada lunes reciben el alimento de Mi Madre. Cada miércoles reciben el alimento de Mi Padre. Quiero alimentarlos bien, quiero que estén fuertes, para que defiendan a Mi Casita.

El Niño Jesús, El Que Les Ama, está con ustedes y la Miel de Mi Sangre les marca, les sella, les bendice.

Desolan Mi Casa. Me sacan a fuera de Mi Templo.

Hijo, Mi Sagrado Corazón Eucarístico es expulsado de su Templo. La Desolación que se venía preparando ya se está realizando. Ahora ya está en pleno en Mi Santuario. No han querido amarme y escucharme. Han lacerado Mi Cuerpo y han asaltado Mi Casa.

Más ahora Hijo se cumple Mi Profecía: Desolaron Mi Casa. La Sombra de la Muerte llegó a Mi Templo Santo. No lo podrán derribar pero confundirá. Ya hay muchos cegados y ensordecidos. Desolarán Mi Casa. Me sacan de Ella. Me arrastran sin piedad.

Yo mantendré a Mis almas fieles en lo más profundo de Mi Corazón. Pues, serán las primeras en sufrir Conmigo la Desolación que se está dando ahora. Uníos solamente a Pedro y a Aquellos que reconocen su primacía. Pero más, sin embargo, orad y velad. Descansen junto a Mí. La Desolación de Mi Casa será terrible; cuando Me hayan querido quitar por completo lo que os entregué por amor: Mi Iglesia.

Te amo Mi Pequeño y bendigo Tu Ser. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado concebida.


Queridos hijos, desde el Santísimo Sacramento regalo muchas Gracias para los corazones.

Desde el Santísimo Sacramento del Altar, Yo toco los corazones para convertirlos y regresarlos al Camino del Amor y de la Santidad.

En el Santísimo Sacramento del Altar está Mi Sagrado Corazón Eucarístico. Adórenme con amor, con fervor; adórenme encendidos en el Fuego de la Santidad. Tiemblen de un temor amoroso por estar delante de Dios. Hijos Míos, postrados ante Mi Presencia, como Moisés se postró ante la Presencia de Mi Padre, ya no es la zarza que ardía en el monte, ahora es el Corazón Eucarístico que se consume por el Espíritu Santo.

Hijos Míos, cuando están ante Mi Presencia deben tocar el suelo con vuestra pequeñez, deben humillarse totalmente ante Mi Amor. Yo les pido a las almas que no se resistan al Amor Eucarístico sino que sean niñas totalmente, niños que se vienen a postrar ante su Padre, que se sientan a sus pies para escucharlo y se recuestan sobre Su Corazón para perderse y abandonarse totalmente en Él.

Hijos Míos, junto al Sacerdocio el Santísimo Sacramento es el Don más grande que les he dado a las almas y a la Iglesia. Oren, hijos Míos, para que las almas de los Apóstoles de los Últimos Tiempos permanezcan fieles a Mi Voz, a Mi Doctrina, a Mi Presencia Eucarística.

Yo les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Si los corazones aceptan esta Llama de Amor serán liberados, serán limpiados, serán purificados. Porque esta Llama de Amor es el Fuego que recibí del Espíritu Santo en la Anunciación y en Pentecostés.
               
Y es esta Llama de Amor la que Yo vengo a entregarles a ustedes. Para que esta Llama de Amor los consuma y no se preocupen por las situaciones de la vida, sino que se sostengan con Mi Llama de Amor, que se pierdan en Mi Llama de Amor, que enciendan sus corazones como pequeños faros en Mi Llama de Amor.

Para que ustedes, hijos Míos, alumbren en estos tiempos de oscuridad. Para que ustedes con Mi Llama de Amor calienten los corazones tibios. Para que ustedes con Mi Llama de Amor entreguen ese Calor a los corazones fríos. El Calor del Amor de Dios. El Calor del Espíritu Santo. El Calor de Jesús en la Eucaristía.

Hijos Míos, reciban Mi Llama de Amor, abrácense a Mi Corazón Inmaculado. Permanezcan fieles a la Voz de Jesús y de vuestra Madre Celestial. Yo les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Queridos hijos, tengo que tomaros de Mi Mano porque quiero presentarlos al Corazón de Jesús.

Hijos Míos, el Señor Me escogió a Mí para llegar a ustedes. El Señor Me envía de nuevo para que ustedes lleguen a Jesús. Hijos Míos, tomen Mi Mano y caminen Conmigo. La oscuridad es mucha y la confusión está en todas partes. Pero de Mi Mano, hijos Míos, no van a caer en el error. Porque Soy Torre Firme. Porque Soy Columna de Gracia. Porque el Señor Me ha constituido un Ejército en Orden de Batalla. Por eso, queridos hijos, tomen Mi Mano, caminen Conmigo, guíense por Mis Mensajes.

Hijos Míos, Yo preparo a todas las Almas del Ejército Fiel para llevarlos de Mi Mano al Reino donde el Corazón Eucarístico de Jesús estará por siempre.

Hijos Míos, oren siempre el Santo Rosario. Con la lectura de la Sagrada Escritura y con la fuerza del ayuno serán firmes en las tormentas de la vida.

Hijos Míos, siempre escucho sus oraciones. Mi Hijo Jesús y Yo estamos con todos ustedes. Les amo y les bendigo con Mi Llama de Amor para que ceguemos juntos a Satanás y destruyamos el pecado. Hijos Míos, la Paz del Señor está con ustedes. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén


Queridos hijos, por la Divina Voluntad estoy con ustedes y les guíoy les enseño para que con vuestra vida glorifiquen al Santo de los Santos.

Que sus trabajos, que sus familias, que sus quehaceres, vayan dirigidos a la mayor Gloria de Dios. Glorifiquen a Dios siempre. En sus problemas y en sus tribulaciones, alaben y agradezcan. En sus sufrimientos y enfermedades, alaben y agradezcan. En sus tribulaciones y penas, alaben y agradezcan. Ofrezcan a Dios todo lo que son, todo lo que viven. Regálenselo a Jesús como a una ofrenda de amor. Ninguna de sus obras quedará sin ninguna Gracia por parte de la Divina Misericordia si ustedes la consagran a Jesús.

Hijos Míos, almas fieles, escuchen siempre a la Voz del Espíritu Santo. Oren y no pierdan la Paz. Vivan en la oración constante. Y en los tiempos de confusión y de prueba vuestro auxilio está en la oración y en la enseñanza de Nuestros mensajes. Porque Nuestros mensajes sólo les vienen a explicar y a enseñar lo que ya Jesucristo les ha dicho por medio del Santo Evangelio. Pero Nuestros Corazones Unidos como Intercesores vienen al encuentro de las almas fieles.

Hijos Míos, ovejitas del rebaño, no se dispersen porque los lobos son muchos y herirán al rebaño y al pastor si no están unidos al Buen y Divino Pastor Jesucristo. Escuchen Nuestra palabra. Reciban la Gracia del Espíritu Santo. El Señor les ama y les bendice. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Con Amor de Madre estoy entre ustedes.

Conozco sus pequeños corazones y entiendo lo que el Señor necesita y también pide de cada uno de ustedes.

Hijos Míos, deben orar para que las intenciones del Señor se hagan vida en ustedes. El Señor tiene intenciones y planes de amor y de misericordia para con Sus hijos. Pero Sus hijos se alejan del Proyecto de Dios, porque no oran, porque no esperan.

Hijos Míos, ustedes, Mis apóstoles, díganle a Jesús que las intenciones de Su Sagrado Corazón para con cada uno de ustedes se realicen en Divina Voluntad.

Hijos Míos, así, glorifiquen al Señor, entréguense a Su proyecto de amor, confíen totalmente en Su Palabra. Y recuerden, hijos Míos, que también el Señor tiene intenciones para con sus hijos.

Con la oración descubrirán la Divina Voluntad y el Divino Querer de Dios para con ustedes. Yo les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Queridos hijos, Mi Corazón Inmaculado renueva sus corazones la Presencia de Dios, que se disipa en las almas por el mundo y el pecado.

Queridos hijos, el Señor Me ha enviado para salvar a las almas, para tocar los corazones, para pedir la conversión de los pecadores.

Hijos Míos, por Mi Presencia en todo el mundo, Yo traigo la Buena Nueva del Reino Eucarístico de Mi Hijo. Pero muchos corazones siguen ignorando Mi Voz, siguen ultrajando Mi Corazón Inmaculado, siguen ofendiendo a Nuestro Señor.

Hijos Míos, pocas almas escuchan la Voz de vuestra Madre, a esas pocas almas protegeré con Mi Amor, los bendeciré y los guiaré en los momentos de tribulación, de persecución, de prueba, para que no titubeen en la fe.

Hijos Míos, les invito a ser cristianos: El cristiano se entrega; el cristiano ama; el cristiano perdona; el cristiano vive en el silencio; el cristiano carga su cruz y ofrece todo su sufrimiento a Jesús.

Hijos Míos, seguid a Mi Hijo en este mundo no es fácil porque el mundo ha odiado primero a Mi Hijo y odia a Sus discípulos e hijos Míos. Por eso, hijitos, sean verdaderos soldados del Ejército de Mi Amor Maternal, sean verdaderos discípulos de Nuestro Señor Jesucristo. Clamen al Espíritu Santo que les enseñe todas las cosas.

Estoy con ustedes e intercedo por cada uno de ustedes. Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Vivan en la Gloria y en la Felicidad del Señor.

Hijos Míos, cuando oran desde el corazón hay liberación, hay sanación, hay purificación.

Hijos Míos, es grande la oración. He venido como maestra de oración. He tomado sus manos y les he enseñado a orar.

Hijos Míos, no teman abandonarse totalmente al Espíritu Santo. Si creen verán la Gloria de Dios.

Hijos Míos, los corazones dispuestos reciben la ayuda del Espíritu Santo. Por eso, no teman. Que Mi Señor Me envía a Mis hijos para orar juntos, para enseñarles, para interceder, para estar con ustedes, y regalarles la Gracia de Amor y de Misericordia que el Padre envía a Sus hijos muy amados.

Les amo y les bendigo. En el nombre Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Queridos hijos, regresen al Señor con sacrificios, con oraciones, con penitencias.

Hijos Míos, vivan en la Santidad; reparen por aquellas almas que no aman la Santidad. Pidan perdón con vuestras vidas y con sus oraciones por los que no viven en la Santidad.

Hijos Míos, amen la Santidad; hijos, Míos, y en este tiempo de Gracia y de Misericordia ofrézcanse en sacrificios vivos. Pidan perdón, reparen, adoren y amen a Jesús por los pecados de toda la humanidad.

Yo les amo y les bendigo queridos hijos. Prepárense con todas sus fuerzas para el día de Mañana; ‘Mañana’ serán hijos totales de María como lo fui Yo también, Su esposo y Su hijo. Gracias, hijos Míos, por sus corazones dispuestos. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Queridos hijos, les invito a pensar más en la Pasión de Jesús.

Mediten en las Sagradas Escrituras todo lo que Jesús ha sufrido por Amor y sigue sufriendo en sus corazones. En los corazones de los pobres pecadores, Jesús es condenado cada día. En los Sagrarios solo y abandonado, Jesús está preso por Amor.

Hijos Míos, piensen más en los sufrimientos de Jesús, olvídense de los vuestros. Unan sus sufrimientos a los de Jesucristo y tendrán más méritos. Hijos Míos, mediten en la Pasión Dolorosa de Jesús. No se olviden de todo lo que Mi Hijo ha sufrido por Amor a ustedes.

Hijos Míos, abran sus corazones a la Cruz, amen la Cruz. La Cruz es señal de victoria y de redención, pero hay que morir en Ella para resucitar.


Hijos Míos, les espero en Mi Corazón Inmaculado; en Mi Corazón Inmaculado les enseñaré a amar, adorar, reparar y consolar al Sagrado Corazón de Mi Hijo, que sufre por Amor. Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Queridos hijos, el Espíritu Santo, por medio de la intercesión del Corazón Doloroso e Inmaculado de María, Me ha enviado para enseñarles la Gracia del Desprendimiento.

Hijos Míos, deben desprenderse de las cosas superficiales. Deben dejar ir esos malos sentimientos, esos recuerdos, rencores, celos, ira, soberbia. Deben de vaciarse del espíritu mundano para ser llenos del Espíritu Celestial. Renuncien cada día a su ego y a su voluntad. Y preparen vuestro espíritu desde la oración, el ayuno, de la lectura constante de la Sagrada Escritura, para que vuestros corazones vivan atentos a la Presencia de Dios.

Queridos hijos, en este tiempo de misericordia, escuchen nuestras palabras, para que despojados del hombre viejo y de sus malas acciones, resuciten en Jesucristo, y vivan en constante adoración al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, que vive y que reina en los corazones abiertos al Espíritu Santo y que son dóciles a la Divina Voluntad. En eso consiste, hijitos, la infancia espiritual: Ser niños del Reino de Dios; depender de éste Eterno y Buen Padre; ansiar agradarle siempre.

Así, hijos Míos, abran sus corazones. Así, como cuando un niño abre sus brazos para abrazar a su padre, así abran sus corazones para abrazar a Dios que es Amor Infinito. Yo les amo y les bendigo, intercedo por ustedes. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Queridos hijos, les amo en mi Corazón Materno.

Escucho vuestros ruegos y súplicas. No se cansen de orar. No alejen de sus labios ni de su corazón la Santa Oración. El ayuno es muy importante, también, queridos hijos. Con la oración y el ayuno hay muchas victorias espirituales. No olviden, hijos, que el ayuno es importante para la lucha espiritual. En este combate espiritual, que Mi Ejército está enfrentando, deben ser fortalecidos, con la oración y el ayuno, con la lectura constante de la Sagrada Escritura, con la Adoración Eucarística y la Santa Comunión, con la Confesión Sacramental.

Hijos Míos, en la Iglesia de Mi Hijo está lo necesario para vuestra salvación: los Sacramentos y el perdón de los pecados. Hijos Míos, estad atentos a Mis palabras que como Buena Madre sólo deseo conducirlos al Bien, al Bien Eterno, que es Dios. No ignoren Mi llamada. No se separen de mi Corazón Inmaculado. Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Mi Casto y Amante Corazón intercede por cada uno de ustedes.

El Señor me envía a guiar a su Resto Fiel. Así, como protegí los Dos Tesoros de Dios, Jesús y María, ahora vengo a proteger a la Casa de Dios, su Iglesia Fiel, de los Herodes que intentan transgredir esta Casa, alterar sus Leyes, y desviar su Corazón de Dios y ponerlo en el mundo.

Hijos Míos, amen mucho al Señor. Entréguense al Corazón Inmaculado de la Santísima Madre. Junto a Ella aprenderán a ser esclavos de su Divina Voluntad.  Así, lo aprendí Yo, José, imitando el ejemplo de la Santísima Madre, le dije al Señor: “Aquí está tu Esclavo, a quien has escogido por Esposo Virginal de tu Dulce Esclava”.

Hijos Míos, en esta Casa, que es la Iglesia, sean esclavos de amor de Jesús por María. Y que abriendo sus corazones, el Espíritu Santo grabe en ellos la Ley y el Evangelio.

Hijos Míos, no distraigan sus corazones de lo único importante: servir al Señor. Yo les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Hijitos Míos, los miro con Ojos de Misericordia. 

   Mis Ojos Maternos están sobre cada uno de ustedes. Yo conozco bien las intenciones y los sufrimientos de sus corazones. Yo presento sus oraciones a Mi Hijo Jesús. 

    Hijos Míos, no desconfíen de Dios. Por muy oscuro que se encuentre vuestro caminar no desconfíen del Señor. Esperen en el Señor. Oren con paciencia. No den lugar a Mi Adversario, renegando de sus problemas y quejándose de sus situaciones. Sino más bien, ofrézcanse. Ofrezcan sus sufrimientos, sin medir. Totalmente ofrézcanse sin miedo y sin reserva. Porque el alma justa alcanza siempre la Misericordia de Dios. 

    Hijos Míos, estoy con vosotros. Les animo a seguir. Porque el seguimiento de Mi Hijo es el Camino del Calvario con la Cruz a cuesta. 

    Hijos Míos, oren mucho y carguen sus cruces, sin miedo y sin desconfianza. Ofrezcan sus sufrimientos por los pobres pecadores, por la Iglesia, por las almas que no conocen a Dios. Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Queridos hijos, les llamo a refugiarse en el Inmaculado Corazón de María en estos tiempos de tribulación y de confusión. En el Corazón Inmaculado de María encontrarán la Paz y la Luz porque en su Corazón Inmaculado está Jesús, Rey de la Paz y Vida Eterna.

Hijos Míos, para enamorarse del Señor es necesario enamorarse de María, conocer el gran secreto de María que es el Amor Infinito de Dios. A través de esta Madre y Reina encontrarán el Camino y la Guía para ir al Sagrado Corazón de Jesús. Así, como el Espíritu Santo me lo iba indicando en mi vida de Nazaret con Ellos.


 Hijos Míos, para llegar a conocer a Jesucristo primero deben  conocer a María Santísima. Caminen por este Sendero de Amor que la Divina Voluntad le pide al Ejército Mariano, llegar a María para llegar a Jesucristo. Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amen.



 La oración desde el corazón

Hijito, Mi Sagrado Corazón es una Fuente Insondable de Gracias. Todas las oraciones que salen del corazón de las creaturas Yo las recibo, las acojo, y las guardo. Una oración hecha con el corazón trae Mi Misericordia Divina. Una oración desde corazón atrae Mi Amor Redentor. Cuando una oración del corazón es elevada hacia Mí, Yo la recibo por las Manos de la Santísima Madre. Su Corazón Doloroso e Inmaculado es ese Cofre que guarda todas las súplicas de Mi pueblo y de la Iglesia. Por eso, Mi Madre es también Medianera de Todas las Gracias, Medianera del Redentor, Corredentora del Único Mediador.

Mi Amada Madre desea que oren desde el corazón, pero en Divina Voluntad. Nunca, hijo Mío, la oración debe exigir la voluntad humana. Una oración bien hecha, y desde el corazón, se rinde a la Divina Voluntad. Al recibir las oraciones, a través de Mi Santa Mama, Yo cubro con Mi Preciosa Sangre esas oraciones y plegarias, para presentarlas a Mi Eterno Padre, Él al ver Mi Sangre derramada se apiada de sus creaturas.

Hijo, cuando un alma ore que no lo haga si primero no ha pedido a Mi Espíritu Santo que ore con ella y por ella, para que la Trinidad Santísima y la Santa Mama del Cielo actuemos desde la Divina Voluntad en favor de las almas. Hijos, oren desde el corazón. Hijos, oren en el Espíritu Santo.

Hijos, oren y vivan en la Divina Voluntad. Te amo y te bendigo custodio reparador de Mi Sagrado Corazón. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

Mis queridos hijos, los miro a todos con Mi Corazón Inmaculado, les protejo con Mi Manto Celestial. Todas sus oraciones, hechas desde el corazón, Yo las bendigo y se las presento a Mi Amadísimo Hijo Jesucristo.

Por eso, hijos Míos, les invito a orar con mucha fe, a orar desde el corazón, a orar desde el amor. Que sea el Amor Santo y Divino del Espíritu Santo de Dios que los mueva a la oración. No dejen de orar. Ofrezcan sus acciones y sus obras, sus movimientos, los latidos de sus corazones, como una súplica constante, como una plegaria permanente.

Hijos Míos, el Señor siempre oye a sus hijos y me envía para orar con ellos, a orar por ustedes. Hijos Míos, gracias por responder a Mi Llamado Materno: Oren desde el corazón. Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Mis amados hijos, la oración abre en ustedes vuestros corazones a Dios. Cuando oran sus vidas dan lugar al Espíritu Santo para que actúe y haga maravillas en Sus hijos. Pero cuando no oran cierran sus corazones y sus voluntades humanas a la acción de Dios.

Por eso, hijitos Míos, les invito a orar con mucha fe. Abran el corazón a la oración. No se cansen de orar. Porque el que ora cambia también en la medida que ora. Porque en la oración se derrama mucha Gracia del Cielo para vuestra conversión. Cuando oran desde el corazón experimentarán el gran Amor de Dios por cada uno de ustedes.

Oren sumergiéndose en el Amor de Jesús. Oren sintiendo al Amor Crucificado. Hijos Míos, oren con amor. Yo les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

Hijos Míos, como protector de la Iglesia, reúno a los hijos del Señor, en Su Casa, porque la oscuridad avanza, la confusión general empeora. Los corazones de los hombres se han olvidado de Dios y de Su Ley. El mundo debe ser purificado para ser renovado, hijos Míos, y muchos corazones no comprenden la urgencia de la conversión. Todo está por suceder. Las profecías del Señor se cumplirán, todas y cada una, para el bien de Su Resto Fiel.

Por eso, hijos Míos, la Sagrada Familia de Nazaret les está llamando a que regresen a la Casa Paterna, que vuelvan a la Ley de Dios y al Santo Evangelio, a la Adoración Eucarística y a la Santa Comunión. El tiempo es urgente. Y el Dragón está avanzando, contaminando muchas almas. Mientras muchos caen en el letargo y en el desánimo, Satanás condena muchas almas. Es hora de ser verdaderos hijos de la Madre, que se levanten como Su Ejército Militante y Triunfante, porque la hora de la batalla ya ha comenzado en sus corazones; pero la Tribulación está a sus puertas porque el mundo no se convierte. 

Durante todo este tiempo cuenten con Mi Intercesión y el Auxilio que la Divina Voluntad  le regala a Su Remanente Fiel.  La Sagrada Familia de Nazaret les ama y les bendice. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

Mi Corazón Inmaculado sangra de dolor al ver la dureza del corazón de los hombres, que prefieren hacer en todo su voluntad, y vivir atados al mundo y al pecado, y no se dan cuenta del gran daño que hacen a sus propias almas. Muchas almas se condenan por ignorancia y por rechazar la Palabra de Mi Hijo.

Hijos Míos, lean la Sagrada Escritura para que aprendan más de Mi Hijo Jesús. También lleven una vida de entrega, ayunen y hagan oración, ofrézcanse por los pobres pecadores. Hijos Míos, con vuestras vidas de santidad consuelen Mi Corazón Doloroso que sufre al ver cuantos de Mis hijos se condenan por no amar a Dios, por no amar a sus hermanos, por no amarse ellos mismos.

Hijos Míos, pidan perdón al Cielo, que aún hay tiempo para hacerlo, porque la purificación de la Creación del Señor está cerca. Prepárense, hijos, para recibir a Jesús que regresa. Les amo y les bendigo. Y no quiero que ninguna alma se pierda cuando el Señor regrese. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Les invito a abrir sus corazones a la bendición del Cielo para que cada uno de ustedes sea fiel al llamado del Señor. El Señor me envía como Protector de la Iglesia: a proteger a todos Sus hijos.

Por eso, les invita a que se consagren al Inmaculado Corazón de María todos los días y consagren sus familias. Porque el Inmaculado Corazón de María es el refugio seguro contra las asechanzas y ataques del Enemigo.

Hijos Míos, les invito a ser siervos, a ser profetas, y a dar testimonio de Jesucristo en estos Últimos Tiempos de apostasía, de pecado, de desorden moral y espiritual. Sean verdaderos siervos de Jesucristo y sean verdaderos hijos de María. Y mi Casto y Amante Corazón, así como cuidó a Jesús y a María, cuidará a las almas que sean fieles al Evangelio y a la enseñanza de Jesús. Gracias por acoger el llamado del Cielo. Les amo y les bendigo.

Mi Corazón Inmaculado es un Recipiente de Gracia.

El Agua y Sangre que brotaron del Sagrado Corazón de Mi Jesús en la Cruz los guardé, también en mi Corazón, para depositarla en los corazones de Mis hijos. Por eso, soy Reina de los corazones porque el Señor me ha confiado los corazones de la humanidad.

Hijos Míos, por eso, las grandes Gracias y Promesas que he dado alrededor del mundo son para vuestra conversión, para vuestro arrepentimiento y para que también tengan una mejor relación con Dios.

Por eso, hijos Míos, el Gran Aviso que he prometido al mundo, cuando cada ser humano vea sus pecados como el Señor los ve, es una Gracia de mi Corredención, para que sus corazones sean tocados, para que los caminos sean allanados, para que Mis hijos vean el mal causado por ellos mismos y se arrepientan. Eso es, hijos Míos, el Gran Aviso: Un pequeño juicio, pero lleno de Amor y de Misericordia de parte de Dios para las almas del mundo y realmente se conviertan.

No todos, hijos Míos, van a aceptar esta Gracia. Muchos hombres empeorarán su vida. Por eso, hijos Míos, oren mucho, oren siempre, confíen en mis palabras y en lo que les digo. Todo lo hago por orden de la Divina Voluntad pero con todo el Amor de Madre porque quiero vuestro bien. Pero recuerden, hijos Míos, que vuestro bien es el Cielo, es Jesús, es la salvación de sus almas.

Gracias por acoger en sus pequeños corazones Mi Llamado Maternal. Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Queridos hijos, les invito a que se hagan como niños.

Cuando Yo me sumergí en Jesús y en María me uní totalmente a Ellos y de Ellos dependía. Ser niños para el Reino de Dios consiste en aceptar en todo momento la Buena Nueva del Evangelio, vivirla y obedecerla desde el amor. Porque cuando se hacen como niños su única preocupación será que si todas sus acciones han sido agradables para Dios.

El niño se preocupa de agradarle a sus padres, y por eso les obedece, porque les ama. Ser niños para el Señor consiste en no ofenderle, en hacer lo que a Él le agrada, y aceptar Su Voluntad, aunque no comprendan, pero se dejan tomar por Su mano y los guiará a fuentes tranquilas y a prados calmos, donde encontraran la paz, el perdón, y tendrán un desapego de las cosas del mundo, porque lo único importante será agradar a Dios Padre.

Gracias por aceptar Mi Llamado. Les amo y les bendigo. 

‘Mi Getsemaní Eucarístico’

Que mi Sagrado Corazón llene tu pequeño corazón con mi Amor Santo y Divino. Mi pequeño, este mensaje te lo doy desde mi Getsemaní Eucarístico. Hijito, que las almas me acompañen en el Getsemaní de los Últimos Tiempos. Que mis almitas se unan Conmigo y con sus sacrificios, oraciones, muerte y renuncia al ego humano, sanen las heridas que hay en mi Sagrado Corazón.

En este tiempo, hijos, es necesario almas que se entreguen, que se donen, desde la Eucaristía, desde el Amor Santo, que diciendo a la Divina Voluntad, ‘Fiat’, beban Conmigo del Cáliz que nos ofrece el Padre, y así con el Cáliz y con la Mama del Cielo cargaremos juntos la Cruz. Esta Santa Mama os dará fuerza y ánimo, como lo hizo Conmigo Juan y María Magdalena. Une tu corazón en mi Sagrado Corazón unido al Corazón Inmaculado de mi Madre y haz de tu vida un Eterno Getsemaní en el Amor: En el Fiat Santo y vivir Conmigo y mi Amada Madre en el Fiat Supremo.

Te amo mi enviado del Getsemaní. Os bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amen. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

“Tu Señor Crucificado”

La Cruz es ese lazo de unión del Cielo y de la tierra. Mi Cruz es el puente que la Santa Mama del Cielo os muestra para que lleguen a Mi. Muchas almas cuando ven la cruz huyen de este signo de amor, por temor a abrazarse a ella y morir para vivir, renunciar para recibir.

Hijito, vivir en el Espíritu de la Cruz significa vivir de mi Amor y meditar en mi Amor, ya que fue por puro Amor y Misericordia que me he entregado a ustedes y al Padre. Mi Santa Cruz es el Altar del Sacrificio del Cordero y ese Cordero fue ofrecido por la Santísima Virgen, Madre Nuestra. Por eso, hijito, también vivir en el Espíritu de la Cruz significa recibir a María como Madre al pie de la Cruz.

Mi Cruz es un caramelo de amor para las almas víctimas ya que mi Cruz es dulce para mis siervos. Vivir en la Cruz es reconciliar a Dios y a los hombres por eso deben unirse a Mi, crucificado en la Cruz, y ser almas que se entreguen por otras almas ofreciéndose en un solo corazón con el Mío y el de mi Madre al Padre, como una hostia viva oblatoria.

Vive en mi Cruz. Búscame en mi Cruz. Sígueme con tu cruz. Te amo y te bendigo. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén .Ave María Purísima, sin pecado concebida.

Queridos hijos, que la alegría de la Resurrección de Mi Hijo esté en sus corazones. Vístanse a través de la oración, de la Luz del Resucitado. Que el Espíritu Santo llene sus almas a través de la Gracia de los Sacramentos, de la Adoración Eucarística, para que vivan unidos al Sagrado Corazón de Mi Hijo y encuentren la verdadera Paz.

Reconozcan en Mi Hijo Resucitado el origen de la Vida. A Él, hijos Míos, deben volver. No aparten su vista de la Luz de Jesús Resucitado. Hacia Él deben caminar. Con Mi intercesión, con la de los Santos y de los Ángeles, serán ayudados y fortalecidos para seguir siempre con ánimo y con esperanza a la Luz de Jesús.

Yo les amo y les bendigo.  Que la alegría de Jesús Resucitado y la fuerza de su Amor se quede en sus pequeños corazones. Gracias por haber recibido Mi Llamamiento al Amor. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Queridos hijos, hoy los llamo a caminar junto a Mi como niños sostenidos por su Madre, abandonándose  a Mi Inmaculado Corazón y confiando en mis palabras de Madre llegarán a Jesús.

Por eso, hijos míos, no se preocupen, ni atribulen sus corazones, confíen solamente en mi guía materna. Escuchándome aprenderán más de Mi Hijo Jesús y de su Evangelio Santo y comprenderán su Sagrado Corazón. Bendigo los hogares que se consagran a Mi Inmaculado Corazón, para que en momentos difíciles no se desesperen, sino que sean testimonio de luz, de amor y de paz, para el resto de las almas atribuladas.

Hijos míos, Mi Corazón Inmaculado está abierto para todos y para que  en ese calor materno también abracen a Jesús que se ha hecho Niño en Mi Vientre. Hijos míos, les animo a seguir, así como han visto el ejemplo de los santos, una vida de perseverancia y de cruz, pero una vida llena de amor de Dios.

Hijos míos, no os canseis de cargar la cruz y de vivir en el amor de la cruz para que lleguen a la dulzura de la resurrección. Yo vuestra Madre intercedo por cada uno de ustedes, les amo y les bendigo.

 Queridos hijos, Mientras satanás extiende en el mundo su reino de oscuridad, también la Reina del Cielo reúne a su Ejército Mariano para extender el Reino Eucarístico a través del Triunfo del Inmaculado Corazón.

Por eso, hijos míos, refúgiense cada día en el Inmaculado Corazón de la Madre de Dios, porque Ella es el Refugio seguro contra las asechanzas del enemigo y los peligros del alma. Hijos míos, aprendan de la Madre para que vivan unidos a la Divina Voluntad diciendo en cada momento: "hágase en mi".

La confusión y la oscuridad contaminan muchas almas, ustedes en cambio déjense guiar por la Luz del Espíritu Santo, que está en María,  y con María formará en cada uno de ustedes a Jesús en sus corazones.


Este llamado es a la conversión, a la completa unión con Jesús por medio de María. Les amo y les bendigo, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Queridos hijos, los he traído para entregarles una bendición especial a cada uno de ustedes, desde mi Corazón Inmaculado brotan para ustedes ríos de agua viva del Espíritu Santo, porque les amo y el Espíritu Santo les ha escogido para que sean apóstoles de los últimos tiempos y conquisten el mundo para nuestros Sagrados Corazones Unidos, desde la cruz.

Hijos míos; hoy deposito una gracia especial en cada uno de sus corazones, una gracia para este fin de los tiempos. Invocad al Espíritu Santo, para que le preserve, la desarrolle, la aumente, cuenten con mi intercesión, en estos días le mostraré a cada uno de ustedes el gran misterio que encierra mi mensaje de Garabandal, les amo, les doy un beso en la frente a cada uno de ustedes, les cubro con mi manto materno, pueden ir en paz y que mi Hijo Cristo Sacerdote les dé su bendición.

    Queridos hijos, por intercesión del Espíritu Santo, a través de la poderosa intercesión del Arcángel San Miguel, San Gabriel y San Rafael, vengo nuevamente a repetir mi último llamado porque este pueblo es duro de corazón, soberbio de espíritu y no viven unidos a la Divina voluntad de mi Hijo.

Hijos míos, con vuestros santos rosarios destruid las barreras de satanás, orad mucho por las almas consagradas, especialmente por el Papa que sufre y que sufrirá mucho, también oren por Benedicto XVI que es mártir viviente de la Iglesia de mi Hijo. Oren por los obispos, oren por mis hijos predilectos los sacerdotes porque están ignorando a la Madre de Cristo Sacerdote, ignoran mis consejos maternos.

Con vuestro santo rosario en las manos, con la oración en el corazón y el Ave María en vuestros labios conquisten muchas almas para el Reino de Dios. Ayer les entregué una gracia especial a cada uno de ustedes, pero hoy pongo la armadura espiritual en cada uno de ustedes, una gracia intercedida por San Miguel Arcángel que él obtuvo con sus oraciones son depositadas sobre los santos rosarios que hoy traen a este lugar.

Hijos míos, oren, reparen y consuelen el Corazón de mi Hijo que está muy ofendido. El Reino de mi Amor Maternal se extenderá en muchos corazones, con la ayuda de mi Ejército de los últimos tiempos.

Fátima, Garabandal, Medjugorje, no han sido obedecidos, por eso el Señor me permitió dar los últimos llamados de Amor y Conversión a la humanidad para rescatar muchas almas, para reunir a mi remanente fiel y para consolar a mi Hijo que tiene su Cuerpo herido y que pronto también será fragmentado por la dureza de los corazones.

Hijos míos, yo les amo, les protejo y el Espíritu Santo con mi intercesión les dará luz para seguir el camino de la cruz, para seguir a mi Hijo, para vivir con nuestros dos Corazones en el Reino Glorioso. Gracias por unir sus pasos a nuestros Sagrados Corazones en el camino de la cruz.

Queridos hijos, vengo a repetir mi llamado de Garabandal, pero ahora para mi remanente fiel. Sean obedientes y dóciles al Espíritu Santo y sigan paso a paso mis consejos maternos para que el enemigo no los extravíe del Inmaculado Corazón.

  Hijos míos, sean buenos, sean santos, sean perfectos en el amor a Dios, en el amor al prójimo, en el amor a vuestra salvación. Hagan mucho sacrificio, oración y penitencia para que el Sagrado Corazón de mi Hijo sea consolado.

Hijos míos, el Santo Rosario derrama muchas gracias para toda la humanidad. Cuando ustedes oran  se ofrecen junto conmigo al pie de la Cruz, por eso la oración es de importancia para mi Remanente Fiel, porque orar es unirse a mi Hijo Jesús crucificado, es aceptarme como Madre al pie de la cruz, es convertirse en discípulos amados de nuestros Corazones Unidos.

Hijos míos, el mundo camina a la perdición a consecuencia de su ignorancia y rechazo a los llamados del Señor, pero vengo a llamar a los hijos de Israel, a los hijos de la Iglesia, porque no quiero que los seguidores de mi Hijo también se extravíen y se pierdan, sino que así como mi Hijo me confió la Iglesia primitiva, así también cuido ahora de la Iglesia peregrina.   

Hijos míos, vivan mis mensajes, sean buenos, entréguense como hostia viva en sacrificio en el altar, beban con mi Hijo de la copa de Getsemaní para que vivan unidos a su Sagrado Corazón y se alimenten de su Divina voluntad.

Hijos míos, como yo les amo prometí tres grandes acontecimientos pero se cumplirán en la hora de Dios, mi resto fiel sólo obedezcan y confíen en mi vuestra Madre, que todo lo que os anuncio y el Señor envía es para bien de vuestras almas, Yo les amo, gracias por ser obedientes a mis mensajes. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 Hijos de mi Corazón Inmaculado, ruego por todos y cada uno de ustedes ante mi Hijo Jesús, por eso hijos míos el Espíritu Santo envía gracias de amor y de misericordia para cada uno de ustedes, porque mi Corazón Inmaculado es un manantial de gracias. Yo vengo a traerles mi mensaje, de amor y de conversión para toda la humanidad, sólo los consagrados a mi Inmaculado Corazón pueden aceptar, recibir, entender mis mensajes.

Por eso hijos míos, no tengan miedo de abrir de par en par las puertas de su corazón al llamado que les doy porque es un llamado de parte del Cielo para todo mi Remanente Fiel, mientras satanás ensordece al mundo, mi Corazón Inmaculado prepara a mis hijos. Todo lo comprenderán a la luz de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo.

Por eso, hijos míos, sean dóciles a mi llamamiento y vivan cada día mis mensajes. Hay mucha confusión, hay muchas doctrinas, hay muchos falsos enviados, todo aquello que no les encamine a mi Corazón Inmaculado no viene de parte del Cielo, porque Yo soy el camino de quien es el Camino, Yo di vida a quien es la Vida.

Muchas gracias del Cielo van a recibir las almas que se consagran a mi Inmaculado Corazón y a esas almas serán otorgadas las gracias y las promesas de los regalos que de la misericordia de Dios han sido dados a la humanidad, pero la humanidad no comprendió, rechazó el mensaje y desperdició gracias.

Ahora el Señor me envía a acoger, a guiar y a proteger a su remanente fiel, gracias por aceptar mi llamado (Dio la bendición el Padre Pablo). En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Queridos hijos, con amor Maternal, vengo a tocar sus corazones para que se abran al amor de mi Hijo Jesús verdaderamente presente en la Eucaristía.

Hijos míos, la Eucaristía debe ser el alimento primordial para sus corazones, para que día a día se transformen a imagen de mi Hijo Jesús.
Todo el ejército de los últimos tiempos está llamado para la Adoracíon Eucarística, para no dejar solo a mi Hijo Jesús en los Tabernáculos de la tierra.

Hijos míos de cada Sagrario corren ríos de gracia para el remanente fiel.  Oren mucho adorando a la Eucaristía pidiendo por el Papa, por la Iglesia que está siendo estremecida.
Oren mucho porque Yo por orden de mi Hijo vengo a llamar a las almas dispuestas a Luchar, a Orar, a Crucificarse, para que mi Inmaculado Corazón Triunfe, para que mi Inmaculado Corazón Reine, para que mi Inmaculado Corazón sea la puerta para el Triunfo y el Reinado Eucarístico del Sagrado Corazón de Jesús.

Hijos míos, como mi ejército, les invito a tener en sus manos el Santo Rosario, la Cruz en su corazón, y sus rodillas postradas en Adoración frente al Santísimo Sacramento.

Hijos míos y así me ayudarán con sus oraciones y ayunos, para que las intenciones de nuestros Sagrados Corazones Unidos se realicen en las almas. Ayúdenme hijos a soportar el dolor de la humanidad tan herida, tan vacía de Dios, tan llena de maldad y de oscuridad.

Hijos míos, no tengan miedo, que Yo vuestra Mamá del cielo intercedo ante Jesucristo por cada uno de ustedes.  Les Amo y les  Bendigo. Gracias por escuchar mi llamado de Amor y de Conversión. Vivan en paz. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Queridos hijos, el Triunfo de Mi Inmaculado Corazón también está unido a la Adoración Eucarística. Antes de cualquier devoción, sus ojos y sus corazones deben dirigirse hacia el Sagrario donde está mi Hijo verdaderamente presente.

El Reinado del Sagrado Corazón de Jesús, es en su totalidad el Reinado de la Eucaristía.
La Eucaristía y mi Inmaculado Corazón tienen que ser los pilares del Remanente Fiel.

Hijos míos, del Sagrario mi Hijo derrama muchas gracias y me envía como Mediadora de sus Gracias a entregarla a los corazones dispuestos, sinceros, humildes. Vuestra vida, hijos míos, debe girar en torno al Sagrario, morir al pie de la Cruz de la Eucaristía, entregarse con Mi Hijo al Eterno Padre desde el altar.

Jesús dijo: Padre que todos sean UNO como Tú y Yo lo somos. Hijos míos, esa unidad con Jesucristo se da en plenitud y por excelencia desde la Eucaristía y cuando mi Remanente Fiel recibe a Jesús realmente presente en el Santísimo Sacramento, el Reinado Eucarístico de mi Hijo se establece en sus corazones y en esa vida de conversión Eucarística, Triunfa mi Doloroso e Inmaculado Corazón.

Yo les Amo y les Bendigo e impongo mis manos sobre cada uno de ustedes.
Hijos míos, les regalo mi bendición Maternal y como Madre hago la Señal de la Cruz en su frente. A todos les sonrío porque a todos les amo. Gracias por escuchar mi llamado de amor y de conversión.

Hoy el cielo derrama muchas gracias sobre cada uno de ustedes y sus oraciones han sido presentadas por Mi a Mi Hijo Jesucristo. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Queridos hijos:

Les invito a consagrarse al Inmaculado Corazón de María cada instante de sus vidas, que sus corazones se unan a su Corazón Inmaculado, que los latidos de sus pequeños corazones se unan a los latidos de su Corazón Maternal unidos a este Corazón darán mucha más Gloria a Dios y cada latido de sus corazones pequeños será un FIAT proclamado por el Corazón de María, con María, para Jesús. 

 Hijos míos, para ser siervos de Jesucristo hay que depender totalmente de María, hay que nacer de María y hay que vivir con y en María, porque solo a través de ella seremos buenos servidores de Jesucristo.

A María le ha sido confiada reunir y formar a todo el ejército de los apóstoles de estos últimos tiempos, por eso acojan su llamado con amor, con obediencia y sean miembros de su ejército del remanente fiel.

Hijos, cuando se consagra un pueblo a los dos corazones de Jesús y de María muchas cosas que contaminaban que el dragón había vomitado sobre este pueblo son destruídas, cuando un pueblo se consagra a los Sagrados Corazones de Jesús y de María sus cadenas son liberadas, sus nudos son sueltos y puede caminar libremente hacia Jesús pero se necesita de almas que se entreguen, de almas que se ofrezcan, de almas que lo hagan, para así conquistar muchas almas para Jesús a través de la Consagración Total a María, por eso hijos míos cada día renueven su consagración a nuestros Corazones Unidos, cada día renueven la Consagración de este pueblo a los Sagrados Corazones de  Jesús y de María para que el Espíritu Santo actúe y se derrame como un nuevo Pentecostés sobre los corazones dispuestos y humildes, vivan el ejemplo del hogar de Nazaret, vivan en paz. Gracias por escuchar a San José esposo virginal de la Santísima Virgen y a esta imagen que han puesto sobre mi Altar también le doy mi Bendición.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hijos Míos, clamo con Mi Voz Maternal al mundo entero. Las Últimas Trompetas del Cielo están sonando para llamar a todos los hombres al arrepentimiento y a la conversión. La Última Trompeta se oye en Mis Llamados de Amor y Conversión; estos mensajes que son para recoger a Mi Resto Fiel, para preparar a Mi Ejército Mariano.

Hijos Míos, el mundo está viviendo tiempos críticos. Y muchos de Mis hijos no se dan cuenta de la urgencia de este tiempo. Es el tiempo de la decisión. Es el tiempo de la confirmación. Es el tiempo para decir ‘si’ o para decir ‘no’. Mi Hijo Jesucristo me envía a recoger a Su Resto Fiel antes de Su Regreso.

Hijos Míos, refúgiense en Mi Corazón Inmaculado. Porque el tiempo ya no es tiempo. El instante se acaba. Y Satanás como león rugiente está perdiendo muchas almas de la Gracia.  Hijos Míos, la lucha contra el Dragón Rojo ya ha comenzado. Pónganse la armadura del cristiano: El Santo Rosario en sus manos, la Eucaristía en su corazón; vivan de la Palabra y de la Oración. Con esto y con la ayuda de Mi Corazón Inmaculado preparen sus pequeños corazones, preparen a sus familias, para decidirse por Cristo Jesús.

Mi Corazón Inmaculado se alegra al ver cuántas almas responden a Mi Llamado Maternal. Hoy llamo al Ejército de los Apóstoles de los Últimos Tiempos a que sean valientes y firmes, que proclamen con celo que Jesucristo es el único Dios y Señor. La Corredentora de Sus Almas intercede por el mundo.

Gracias, hijos Míos, por responder a Mi Llamada. Y preparen también sus hogares como los Refugios Marianos. Hijos Míos, vivan Mis Mensajes y obedezcan a lo que les pido, para que la Oscuridad no les sorprenda y no sean atacados por los Lobos, que Satanás soltará para atacar a Mis pequeños. Les amo y les bendigo con la Alegría de la Pascua. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 


Mis queridos hijos, el Amor de Dios se está derramando sobre toda la humanidad. Pero los hombres están rechazando el Amor de Dios. Por eso el mundo está herido, cansado, triste. Porque no ha permitido que Dios actúe en su vida. El Señor ha querido salvar a la humanidad.

En diferentes partes de la historia del mundo Él ha intervenido para llamar a los hombres, para que regresen a Él. Pero son sordos a la Voz del Señor. Son sordos como sus primeros padres en el desierto, que renegaron del Señor.

Hijos Míos, ya no rechacen el Amor de Dios. Llénense a través de la oración de su Amor Santo. Hijos Míos, Dios les ama inmensamente, pero con vuestros pecados Lo rechazan. Lean la Palabra de Dios. Mediten los Diez Mandamientos. Vivan en oración.

Hijos Míos, el mundo está muy mal a causa del pecado. Sólo basta mirar la juventud como se aleja del Proyecto de Dios, haciendo su propia voluntad, viviendo placeres desordenados y haciendo sufrir nuevamente a Mi Jesús.

Hijos Míos, les llamo a Mi Corazón Inmaculado; ofrézcanse Conmigo al Señor. Yo intercedo por todos. Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

Mis lirios de amor y de pureza son entregados a las almas que se consagran al Inmaculado Corazón de la Madre que sufre por Sus hijos. 

Estos lirios de pureza sirven también como luz para aquellos hijos de la Sagrada Familia de Nazaret; luz que ilumina el camino para que no se extravíen y tropiecen. 

Estos lirios de amor y de pureza son también virtudes que el Espíritu Santo hará florecer en cada uno de los corazones que cumplan con el Mandato de Jesús y acepten a María como Madre y se consagren a su Doloroso e Inmaculado Corazón. 

Estos lirios de amor y de pureza darán serenidad, consuelo, paciencia, paz en el corazón, para los tiempos que la humanidad está viviendo y los eventos que aún vendrán; porque el mundo está desordenado por el pecado y el Señor en su Infinita Misericordia purificará su Creación. 

Oren por vuestros hermanos que están sufriendo en muchas partes del mundo. Oren por aquellas almas que no encuentran paz y han perdido la esperanza al ver tanto dolor en sus propias naciones. Oren por vuestro pueblo. Oren por los gobernantes. Oren por los pastores de la Iglesia. 


Queridos hijos, Herodes salió en busca de los pequeños seguidores de Jesús y Yo los protegeré y les llevaré al refugio seguro del Inmaculado Corazón de María. Escuchen estos últimos Llamados de Amor y de Conversión y vívanlos. Les amo y les bendigo. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.